Dramaturgia y dirección: Diego Lorca y Pako Merino
Reparto: Diego Lorca y Pako Merino
Dirección técnica: Albert Anglada
Diseño de sonido: Jonatan Bernabeu
Dirección y escenografía: Jordi Soler i Prim
Diseño de iluminación: Miguel Muñoz
Administración: Angela Rodriguez
Producción: Titzina Teatre SL
Fotografía: Fernando Moleres
Diseño gráfico: Jaume Llonch
La compañía Titzina Teatre ha ofrecido una magnífica función de teatro dentro de la XX. Edición de dFeria, la Feria de Artes Escénicas de Donostia, con “Distancia siete minutos”, que cuenta con una humilde escenografía, escasos elementos en el escenario, y solamente dos actores. Han demostrado que esos recursos son más que suficientes para hacer una función de gran nivel. Eso sí, para ello es imprescindible que los actores den la talla y Diego Lorca y Pako Merino han cumplido y con nota. Eso se ha notado durante toda la función, haciendo reír a los espectadores, y la ovación final ha sido la clara prueba del gran trabajo que han realizado Pako Merino y Diego Lorca, que además de dirigir la obra, han dado vida a los personajes.
Félix es un joven juez que se ve obligado a abandonar su casa, afectada por una plaga de termitas, y se instala en casa de su padre durante unos días. Este hecho coincide con el aterrizaje del robot espacial Curiosity. Y así es como sucede la obra, mostrándonos a Félix ejerciendo de juez y la difícil convivencia con su padre. A pesar del fondo dramático de la historia, durante casi toda la obra predomina el humor. Aunque a priori la historia no resulte dramática, a medida que la obra va avanzando nos vamos dando cuenta de los temas que hay en el fondo del argumento, como la justicia, la felicidad o el destino.
Es más que evidente la fría relación padre-hijo de los dos protagonistas, y poco a poco, a medida que la obra avanza, nos damos cuenta de que hay una realidad oculta entre los dos, que es lo que les ha hecho distanciarse durante tantos años.
Aunque el argumento no resulte muy atractivo, la obra está cargada de emociones, humor, buenos diálogos y sobre todo, una gran carga emocional que estalla al final de la obra. El peso de todo esto lo llevan Diego Lorca y Pako Merino, y consiguen la armonía perfecta entre el humor y la emoción que necesitan dar a los personajes. Hay que destacar a Pako Merino, que interpreta a diferentes personajes, y se transforma en apenas unos segundos. Pasa por tres personajes diferentes durante toda la obra, sin cambiarse de vestuario. Ahí la prueba de que el actor hace un trabajo estupendo, ya que da un toque totalmente diferente a cada personaje que interpreta y no necesita cambiarse de vestuario para que el público se de cuenta de que está interpretando otro papel. Diego Lorca también hace un papel excepcional, pero hay que subrayar el speech final de la obra, que no sé a los demás, pero a mi consiguió emocionarme.
La verdad oculta que hay entre los dos protagonistas es lo que dirige toda la obra y lo que distancia a los dos personajes. La dura realidad que los hace infelices, y eso es lo que nos lleva a los principales temas de la obra, haciéndonos reflexionar sobre el destino, y sobre todo, la importancia de buscar la felicidad.
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