La Cabina, es una cita especial dentro del calendario de Festivales por su particular premisa: en él sólo tienen cabida mediometrajes. Esas películas que exceden la duración de un corto y que no alcanzan la categoría de largometraje, encuentran aquí su oasis y les permite tener un escaparate digno. Con motivo de este cita, lanzamos una serie de preguntas a dos directoras con sendas películas dentro del certamen. La donostiarra Nagore Eceiza presenta «Después de María», un film sobre las consecuencias de un huracán en Puerto Rico. Maddi Barber participa con «Urpean Lurra» sobre la construcción del pantano de Itoiz y la inundación del valle en el que ella creció. Dos miradas diferentes responden a las mismas preguntas.
Primera parte: Nagore Eceiza
1. ¿Que te aporta el formato documental que no te da la ficción?
Incertidumbre.
A diferencia de la ficción, ser autora de un documental me supone acompañar a la historia a lo largo de todo el proceso siendo capaz de adaptarme a cualquier cambio, a cualquier giro de timón, sin comprometerme demasiado con las ideas en el punto de partida.
Porque en el proceso, la historia que está viva, va adquiriendo diferentes formas, tomando diferentes caminos y acompañar ese proceso es muy gratificante, aunque no es nada fácil.
2. El mediometraje siempre se ha considerado un formato poco comercial. ¿Lo consideras un problema para tu película?
En el caso de «Después de María», no. Precisamente porque no buscábamos necesariamente un formato comercial. Pero en general, los metrajes entre 30 y 60 minutos tienen reducidas las vías de distribución y es una lástima.
3. ¿Como valoras que exista un festival especializado en este formato?
Muy positivamente. No entiendo por qué este metraje es excluyente en la mayoría de festivales.
El hecho de que haya un festival como la Cabina es un impulso para trabajar en historias en este formato. Un mediometraje es una medida que permite contar en profundidad una historia cerrada, y que permite además realizar trabajos con presupuestos inferiores al largo. Si hubiera más festivales de mediometrajes, este formato despegaría.
4. ¿De dónde surge este proyecto?
Surge como encargo de Haurralde Fundazioa. Patricia Ponce, directora de Haurralde, me encomendó la «misión» de dar a conocer un fenómeno que aún hoy es desconocido pero que lamentablemente cada vez va a ser más frecuente: las migraciones climáticas.
Y además de dar a conocer esta nueva realidad, me encargó trabajarlo desde una perspectiva de género. Fue todo un reto y un aprendizaje.
5. ¿Barajaste en algún momento utilizar la voz en off como hilo narrativo?
No. Personalmente, es un recurso que evito. A día de hoy no me gusta.
6. ¿Crees que puede faltar la voz de quienes están al otro lado?
No. No lo creo.
«Después de María» tiene más de 30 horas de material en bruto de los que he extraído 30 minutos.
En ese proceso, se han quedado por el camino testimonios valiosos muy a mi pesar. Es doloroso tener que descartar personajes con quienes has compartido días. Pero volviendo a tu primera pregunta… el proceso del documental te obliga constantemente a descartar, a seleccionar y esas decisiones las tomo como mucha responsabilidad. Y en ese sentido puedo decir que el conjunto de las voces de «Después de María» representan muy bien la realidad que pretende visibilizar.
7. Hay un mensaje de responsabilidad medioambiental…
Diría que hay varios, pero mejor desvelarlos viendo el documental… lo que sí puedo decir, es que lo que más me impactó de Puerto Rico al recorrer la isla es que el cambio climático se ve. Lo he visto. Es innegable. Y tenemos que tomárnoslo muy en serio.
8. ¿Cuál será tu siguiente proyecto?
Sobre la mesa tengo un proyecto personal precioso, al que miro con mucho respeto y que nos habla de la historia de un amor secreto entre un hombre hindú y una mujer musulmana. Y en los próximos meses comienzo en el equipo de Izar Films la edición del documental «bi urte, 4 hilabete» dirigido por Lander Garro.
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