Creo que en un tango se cantaba aquello de que 20 años no son nada, pero 100 si lo deben de ser porque si no no andaríamos como locos celebrando el centenario del Teatro Victoria Eugenia.
100 años no se cumplen todos los días ni siquiera los edificios, así que a riesgo de pecar de noñostiarra voy a hacer caso a mis compañeros de dFeria y de cara a la celebración de esta efemérides escribo estas pequeñas líneas que en mi caso más que un testimonio o una sensación como se nos sugiere va a ser una anécdota, de casta le viene al galgo.
El caso es que la primera vez que fui al Victoria pues como andaba sin un real (sin un duro, no fue hace tanto) me tuve que ir a gallinero lo cual no me hizo mucha gracia.
Pero qué gran verdad es que no hay mal que por bien no venga, al sentarme y mirar hacia arriba vi la lámpara, los frescos y me quede embobado. A riesgo de parecer de Bil..el techo del Victoria Eugenia me pareció la Capilla Sixtina, hasta el punto que empezó la obra y yo seguía mirando para arriba en vez de para el escenario.
El continente venció al contenido, algo que no queda muy bien decirlo en una feria de teatro, pero..¿acaso el teatro no es pintura en movimiento, acaso no se interrelacionan todas las artes?,
Además, el Victoria Eugenia y yo somos así de donostiarras, clásicos con un toque underground.
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