La realidad de la guerra puede entenderse como algo sujeto al tiempo en el que se desarrolla o como una actividad imperecedera pero en constante cambio. Es cierto que la guerra se puede obserbar como una realidad presente a lo largo de nuestra historia (pasado, presente y futuro) pero es indudable la mutación que ha ido sufriendo (distan mucho las guerras clásicas de las guerrillas e insurgencias actuales); es decir, que se puede mirar al futuro desde el pasado para comprender cuáles han sido las diferentes formas de abordar la guerra en su continuidad a lo largo del tiempo.
Pero, ¿esto nos hace conocer y predecir las guerras futuras? Como hemos dicho anteriormente, la guerra está en continuo cambio. Los territorios se hacen y con ellos las políticas y las personas, por lo que también se moldean los ideales y los objetivos. Así, vemos que la guerra siempre permanece, pero el lenguaje (la forma, los instrumentos, la dirección…) que se emplea en ella cada, vez será diferente. Siempre ha existido un deseo inalterable de poder predecir el futuro para saber dirigir con juicio y justicia las decisiones, así como para evitar las guerras y los crímenes pero, tal y como nos lo explicó Steven Spielberg en su famosa película Minority Report, el ser humano es libre y desde su libertad, sus acciones y decisiones pueden variar y volverse impredecibles. Es decir, hasta lo más impredecible puede ocurrir al igual que lo más predecible puede que no ocurra y eso es lo que hay que tener en cuenta dentro del ámbito de seguridad.
¿Cómo trabajar entonces en un campo como el de la seguridad cuando todo es variable e impredecible? Es necesario creer que los valores y los principios que dicen defender muchas comunidades o políticas democráticas no son relativos; lo que es bueno es bueno. Una decisión no se aleja de su naturaleza correcta o incorrecta salvo que se malinterprete a lo largo del tiempo; es decir, los principios, los valores y la moralidad son objetivos (o deberían serlos), pero lo que puede hacer que una decisión o acción buena se vea como mala es el peligroso relativismo (lo que para uno puede ser bueno para otro puede ser malo: “el fin justifica los medios, siempre y cuando sea mi fin”).
Para entender la guerra es necesario entender la paz y el tema de los derechos humanos y el elemento más social va muy de la mano con los tipos de conflictos que podemos encontrar. Por tanto, advertimos que la continuidad de la guerra, tal y como indicamos al principio de este texto, en parte proviene del elemento más social: de la naturaleza humana; esto no quiere decir que la guerra sea algo irracional o puramente emocional, sino que partiendo de una base emocional la guerra es conducida de forma racional y consciente por los individuos.
No hay conflicto que anticipar salvo el que ya ha comenzado, porque sino, jamás se podrá abordar la cuestión con justicia y corrección; un conflicto hay que detenerlo antes de que se produzca o se convierta en guerra (y el inicio puede ser desde el nivel más básico de tensión de intereses o de violencia directa o indirecta: estructural o cultural). Si permaneciéramos constantemente en una postura de desconfianza y prevención sin que ni siquiera haya estallado aún el conflicto provocamos que, efectivamente, acabe sucediendo algo impredecible, cayendo en el mismo error del que ya nos advirtió Steven Spielberg en “Minority Report” a través de la siguiente frase: “The fact that you prevented it from happening doesn’t change the fact it was going to happen”. estrategia prepararse para los problemas venideros, anticipándose a ellos, esta actitud de constante desconfianza y alerta, más que prevenir conflictos, tensa aún más la línea del enfrentamiento convirtiendo esos momentos de paz en momentos de no violencia o “guerras frías”, porque todo el mundo estaría esperando siempre lo peor vigilando a sus vecinos.
Charlie Chaplin en «El Gran Dictador» reconocía que la guerra formaba parte de la naturaleza humana, así como las emociones negativas (el odio, la venganza, la envidia…), pero también de la naturaleza humana surge el progreso, la defensa de los derechos, los inventos científicos… Potenciando el lado bueno de las personas, se obtendrá en el mundo un fruto diferente. De nosotros depende a qué tipo de lobo alimentemos…
MARTA Gª OUTÓN
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