Rafa debió sentirse orgulloso, allá desde donde viera su homenaje, por la admiración y cariño que toda la familia musical donostiarra siente hacia su irrepetible figura. Nadie quiso perderse la cita, poniendo cada uno su granito de arena para hacer una velada muy especial. Cada uno con su particular sello, pero todos con un nexo común: la singular música de Berrio.
Junto a la banda liderada por Joserra Senperena que arropó a los invitados, fueron desfilando músicos y amigos de distintas generaciones. Abraham Boba recitó los versos de “Niño Futuro” sobre el contundente ritmo inconfundible de su banda León Benavente. Amateur en formato dúo, aportaron su brillo a “El principio de una buena racha”. Los miembros de La Oreja de Van Gogh protagonizaron un curioso contraste entre el sonido mainstream y las letras de un artista tan poco comercial. Así, fueron brindando su caluroso homenaje, artista tras artista: Pavyluchenko, Sanchís y Jocano, Virginia Pina, Paul San Martín, Petti, Rafa Rueda, Julia-Cristina, Txetxo Bengoetxea y Miren Iza, hasta cerrar con dos bellas interpretaciones a cargo de Diego Vasallo, tras el turno de su ex compañero Mikel Erentxun.
La banda de amigos de Rafa se acercó al público para firmar un bonito final, mientras regresaban al escenario todos los artistas a recoger el último aplauso del público. Una bonita manera de hacer partícipes a todos los donostiarras de este homenaje, demostrando que la huella que ha dejado Rafa Berrio en la ciudad trasciende más allá de la música.
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