El joven pero experimentado director mexicano Michel Franco vuelve a San Sebastián junto a otra habitual de nuestro Festival, Emma Suarez, con una incómoda película que pretende remover al espectador y derribar la imagen de la familia ideal mexicana y, en especial, la figura de la mujer. En una llena sala 2 del Kursaal y con Marisa Paredes como testigo, pudimos confirmar que la protagonista de la noche es ya una da las grandes actrices del momento. Según el propio director, la mejor actriz europea.
“Las Hijas de Abril» avanza durante los primeros minutos como una obra costumbrista en la que parece no pasar nada destacable. Personajes creíbles con sus circunstancias y una manera naturalista de rodar en la que el uso de la cámara trata de ocultar su huella. Sin embargo, la aparición de Abril, interpretada por una Emma Suarez que nos ofrece una cara diferente a la que nos tiene acostumbrados, provoca unas consecuencias devastadoras en la película. Su influencia se va filtrando en la historia y hace que se vaya transformando junto a su propio personaje que va derivando hacia algo más parecido a un protagonista de la tragedia griega.
La grabación en orden cronológico, la narrativa en planos secuencia y la convivencia previa que las protagonistas tuvieron antes del rodaje, según ellos mismos confesaron en el coloquio posterior a la proyección, logran confeccionar un film sólido y orgánico. Sin embargo, quizás cabía esperar algo más tras las buenas referencias que llegaban después de su paso por Cannes donde obtuvo el Premio del Jurado de la sección Un Certain Regard.
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