La perspectiva de género llega a Marte
Lo que hace esta película distinta de cualquier otra sobre aventuras espaciales es que se aleja del lado épico para centrarse en lo humano.
Se centra en la relación entre Sarah y su hija Stela. Sarah es astronauta y va a formar parte de la tripulación cuya misión de un año de duración la llevará a Marte. Stela tiene problemas de adaptación, no se le dan bien ni las matemáticas ni las relaciones sociales. Siguen unidas por un cordón umbilical invisible.
La historia es conmovedora, la protagonista no solo deberán enfrentarse a pruebas físicas y síquicas durísimas. A los miedos de sus compañeros a no poder realizar el sueño de su vida ella debe sumar el chantaje emocional, el sentimiento de culpa, y todo tipo de micro y macromachismos.
Para estas personas que parecen sobrehumanas lo peor no es llegar a Marte, lo peor es volver e incorporarse a la vida que ha seguido transcurriendo sin ellos.
Aunque todos hemos soñado alguna vez en lanzar a nuestra madre al espacio atada a una bomba, cuando es literalmente verdad nos encojemos. Tras el lanzamiento, la nave cruza la atmósfera y se convierte en un puntito de luz en segundos, y nos quedamos absortos y nos sentimos muy pequeños.
Eva Green y Matt Dillon protagonizan esta emocionante historia que dirigió Alice Winocour alzándose con el Premio Especial del Jurado en el Zinemaldi
Cronica de #JMConte
Sin comentarios