La actriz Victoria Abril, ganadora de Dos Conchas de Plata, un Oso de Oro y un Goya, entre otros galardones, ha celebrado sus 50 años de carrera en el marco de la 52ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca. El certamen oscense le rinde tributo con el Premio Luis Buñuel. “El Premio Luis Buñuel es un premio a una carrera, justo cuando me tocan mis Bodas de Oro, me lo merezco, son 50 años, y estoy agradecida y emocionada; mi maestro Vicente Aranda decía que los premios son el principio del fin, pero habiendo cumplido 50 años de trayectoria no podemos decir que estamos en mis primicias”, ha afirmado.
En un multitudinario encuentro con el público realizado en la céntrica plaza López Allué de la capital donde se superaron los 300 asistentes, la también cantante mantuvo una charla con el escritor y cineasta Luis Alegre en la que se mostró cercana, divertida y bromista. “Estoy en Huesca, son mis Bodas de Oro y mi regreso a España después de 45 años de estar fuera, eso es algo que no se olvida”, ha resaltado, además de asegurar que “espero que aquellos que no conozcan el Festival de Huesca empiecen a conocerlo, lo respeten y lo publiciten más”.
Victoria Abril ha hablado de sus inicios cuando quería ser bailarina clásica pero las condiciones y normas de la época la hubieran llevado a ser secretaria de oficina. Fue a través de su profesora de ballet que se incorporó, insegura, al reparto de Obsesión (1975), dirigida por Francisco Lara Polop, para seguir con Robin y Marian, ese mismo año, de Richard Lester, la italiana Y le llamaban Robin Hood (1976) de Tonino Ricci y La bien plantada (1976), de Ramón Gómez Redondo.
“Mi quinta película fue Cambio de sexo, de Vicente Aranda y hasta entonces no me interesaba ser actriz, sino no ser secretaria; fue de manos de Vicente, mi maestro, mi faro, el pilar de mi ‘triple A’, que me di cuenta que estaba hecha para la interpretación, dejé las zapatillas de ballet y no las volví a coger hasta hace dos años para una obra en la que empezaba bailando de puntas”, ha compartido con el público.
Tuvo igualmente palabras para los otros dos cineastas que conforman esa ‘triple A’, Agustín Díaz Yañez, con quien filmó Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y Sin noticias de Dios, entre otras y Pedro Almodóvar, quien la dirigió en La ley del deseo, ¡Atame!, Kika y Tacones lejanos; “todos los directores han aportado a mi carrera pero es verdad que yo les daría un poquito la Palma de Oro a mi fiel ‘triple A’: sin Vicente Aranda, con quien hice 13 películas, yo estaría siendo secretaria y porque se murió, porque si no hubiéramos seguido hasta el final; con Almodóvar hice tres películas en cinco años en la treintena, tiempo en el que además hice dos hijos, algo que hay que resaltar porque no solo se trata de filmar, sino los viajes que uno tiene que hacer dando vueltas al planeta promocionando por los festivales; y con Agustín Díaz Yañez con quien trabajé de los 25 a los 45 y con él conseguí el Goya por fin” ha declarado.
La intérprete española, que atesora en su haber más de un centenar de trabajos en cine, teatro y televisión con éxito de crítica y público, ha revelado que justo en la década de los 40 es cuando los cineastas, “no mi triple A”, pero sí el cine, “te abandonan como los desodorantes”. De este periodo destaca Sin noticias de Dios, una obra de la que se sintió muy orgullosa, interpretaba dos canciones y tras ello produjo álbumes de música con los que estuvo seis años dándole la vuelta al mundo. “El cine me había salvado la vida, y es verdad, pero la cuarentena fue la época más feliz de mi vida, la música es el esperanto que todo mundo comprende”.
Tras hablar igualmente de su paso por el teatro, la actriz ha destacado que “el éxito y la gloria no enseñan nada, viene bien para el ego pero hay que tener cuidado, porque si no, se nos va la olla; lo único que te enseña son los fracasos, y aunque muchas veces estamos pensando en qué es lo que queremos, e muy importante saber qué es lo que no queremos y por eso son muy importantes los fracasos, te enseñan por dónde no quieres volver”.
La homenajeada con el Premio Luis Buñuel de la 52ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca ha anunciado, emocionada, su vuelta a los escenarios españoles este verano, en el Teatro Romano de Mérida, al cual ella llamó “la meca del Olimpo”, con la super producción Medusa, bajo la dirección de José María del Castillo y acompañada de otros talentos destacados como Adrián Lastra (Perseo) o Mariola Fuentes (Atenea), además del debut como actriz de la también cantante Ruth Lorenzo.
Esta reformulación del clásico mito sobre el temido monstruo de la antigüedad con cabellos de serpiente y mirada petrificadora, es una puesta en escena multidisciplinar con 30 personas en escena y se verá del 31 de julio al 11 de agosto en el célebre festival de la ciudad extremeña de Mérida. Después la obra pasará por el Festival de Sagunto (17 y 18 de agosto) y el Festival Niebla en Huelva (24 de agosto). “Esta producción ya está interesando mucho a otras ciudades que no tienen teatros tan grandes pero con los que estamos pensando hacer una adaptación más pequeña y voy a sugerir que pueda estar en el Teatro Olimpia de Huesca”, ha concluido.
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