El Gran Premio del Jurado en el último Festival de Berlín lo componen tres historias independientes que ofrecen tres miradas sobre el destino y las elecciones que tomamos en nuestras vidas. Una interesante película coral que tiene como virtud la capacidad de sumergirte poco a poco en su juego, a través de inteligentes diálogos que se cocinan a fuego lento. Todo comienza a partir de sencillas anécdotas o situaciones cotidianas que se desarrollan con aparente normalidad hasta que se producen sorprendentes giros e inesperadas reacciones de sus protagonistas.
Hamaguchi, con doble presencia en la sección Perlas de esa edición del SSIFF, demuestra su maestría en la escritura de diálogos y su capacidad para dirigir actores alrededor de los que va tejiendo cada trama obligando al espectador a afilar sus oídos para no perder detalle. Y en ese valor radica también su fragilidad ya que podría recriminársele ser demasiado teatral al volcar su fuerza en lo que se dice y no tanto en lo que se muestra, en una narrativa quizás no tan visual.
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