La atrevida decisión del Zinemaldi de incluir una película de animación dentro de su sección principal parece haber sido un acierto. Por un lado, potencia la variedad entre las candidatas a la Concha de Oro y, por otro, le permite al Festival conseguir traer films de un nivel elevado que no han sido seleccionados en otros de los grandes.
“Bakemono no Ko” es una bonita fábula sobre la lucha del individuo contra su propio yo. La batalla contra ese lado oscuro que todos tenemos y que es capaz de sacar lo pero de cada uno. Con esa libertad en la mezcla de estilos que caracteriza al manga, la película plantea la existencia de un mundo paralelo dominado por bestias. Unos seres, en el fondo, más civilizados que los humanos ya que carecen de ese agujero negro que corrompe la nobleza de las personas.
Mamoru Hosoda, que comenzó su carrera con la popular saga “Doraemon”, se acerca al mundo de Miyazaki y otros maestros de la animación japonesa que nos inyectan parte de ese amor y respeto por la naturaleza que tiene su lejana cultura.
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