Entrevista a Marta Fuenar, actriz protagonista de Lady Off, que mañana se estrena en Zinemira. Interesante proyecto y más interesante exponente de la nueva hornada de actrices curtidas en el teatro madrileño.
Cómo has afrontado el papel, tema de actualidad y de difícil abordaje. Tema delicado máxime para una actriz novel.
Para mí hacer Lady Off fue un regalazo desde el principio, me gustan los retos, necesito tenerlos continuamente y hacer esta película sin duda lo era. Me metí de cabeza con muchas ganas y mucho respeto por el material con el que íbamos a trabajar y aunque era una propuesta difícil, el proyecto comenzó siendo muy pequeñito así que me sentía muy arropada.
Ciertamente en la película se tocan temas que están muy de actualidad, aunque en realidad nosotros comenzamos con el proyecto antes de que el movimiento “Me too” explotara… pero si lo pienso ahora, no creo que fuera una coincidencia, al fin y al cabo, el momento que vivimos estaba pidiendo poner sobre la mesa ciertos temas, y cuando el momento es propicio, surge, de manera paralela en diferentes lugares y de diferentes formas, la necesidad de dar a esos temas espacio y foco.
E igualmente creo que la película aborda también otros temas: cómo puede trabajar una compañía una obra de teatro, cómo lo hacen los actores, el viaje psicológico y emocional que supone o puede suponer, la vida fuera de ese teatro y cómo interactúa con la vida dentro del teatro…
Primera película, protagonista y encima teatro Shakesperiano y como te decía menuda temática ¿no te ha entrado vértigo?
Apenas he hecho cine pero sí que tengo muchas horas de escenario como actriz profesional y algo de Shakespeare ya había trabajado. Pero claro que me dio vértigo, especialmente muy al principio, cuando me llegó la propuesta: no era una película al uso… Los actores no teníamos un guión como tal, teníamos información de los personajes, nuestras relaciones y a dónde teníamos que llegar en cada una de las escenas, pero el único texto definido que teníamos era el de la propia escena de “Ricardo III” en torno a la cual se desarrolla la película: el primer encuentro en la obra entre Lady Ana y Ricardo. A la vez, esto era un reto y me iba a dar la oportunidad de proponer muchísimo y de formar parte activa de la conformación final del guión. Todo el texto que hay fuera de esa escena de la obra en sí, fue improvisado; siempre teniendo en cuenta las premisas con las que partíamos. Rodábamos escenas de 40 min sin cortar, era como hacer teatro pero con una cámara delante, a veces casi rozándonos, pero eso de que no hubiera cortes durante tanto tiempo, a mí me hacía sentir en ese espacio propio, natural, que para mí es el teatro. Después volvíamos a rodar rescatando lo que funcionaba en la dirección que se quería, determinando por qué puntos había que pasar en la siguiente toma, qué cosas había que repetir… y así íbamos puliendo y puliendo.
Voy a confesar que una de las cosas que más vértigo me daba era el hecho de no conocer en persona a David, el director, hasta la noche antes de empezar a rodar. Habíamos tenido muchas conversaciones por mail, tlf, whatsapp, skype… pero en persona, la noche antes del primer día de rodaje fue la primera vez. Iba a ser un viaje emocional muy intenso y me daba miedo que no conectáramos. Sin embargo, la verdad es que conectamos increíblemente rápido y fue muy fácil entendernos e ir en la misma dirección desde el minuto uno. También hubo vértigo en momentos del rodaje por supuesto… pero de alguna manera creo que ese vértigo, si lo sabes utilizar, te ayuda a actuar… a mí me ayuda.
Además, ahora que hablo del vértigo y los momentos de frustración… tengo que decir que, en los momentos duros del rodaje, me sentí muy arropada por David y por todo el equipo humano que hizo posible Lady Off… … los cámaras o a los sonidistas que tenían que dejarse la piel siguiéndonos durante escenas larguísimas, aguantando toda esa incomodidad con un amor y unas ganas increíbles, las chicas de maquillaje esperando durante horas, los de producción haciendo lo imposible… todos con una ilusión tan grande puesta en un proyecto que nadie podía prever a dónde iba a llegar… era difícil dejar que la frustración pudiera más. Un proyecto así solo puede salir adelante si tiene a un equipo muy generoso detrás.
¿Cómo llegas a este proyecto?
Al proyecto llego porque estaban buscando una actriz que ya hubiera trabajado el papel de Lady Ana. Para rodar, la actriz principal se tenía que preparar dos personajes, el de Ana, la actriz que está preparándose el papel de Lady Ana; y el de la propia Lady Ana. Debido al poco tiempo que iba a haber de rodaje y a las características de este, David quería una actriz que ya tuviera interiorizado el papel de Lady Ana, y yo precisamente a principios de 2017 estuve interpretando a Lady Ana en una pequeña producción de Ricardo III en un teatro off de Madrid, así que la verdad es que tuve mucha suerte.
La primera vez que hablé con David por skype recuerdo que me dijo algo así como: «Lo que necesito saber es si te ves capaz de llegar emocionalmente a donde tenemos que llegar en tan poco tiempo” y yo le contesté que creía que era capaz… y empezamos a trabajar.
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