Después de la película de Stanley Kubrick, 2001, Una odisea en el espacio, no hemos disfrutado de una verdadera aventura espacial, puesto que Armageddon no fue más que espectáculo y Star Wars no es realmente un relato verídico de lo que se abre sobre el cielo.
Alfonso Cuarón invierte en un proyecto familiar con su hijo, Jonás Cuarón como guionista, que ha estado esperando para aparecer en pantalla hasta que el equipo consiguiera la cantidad y la calidad tecnológica necesaria. Y el resultado tras cuatro años de inversión ha sido espectacular, y más aún podemos apreciarlo con un 3D que de verdad merece la pena, porque resalta la brillante escenografía y fotografía del film.
La historia nos muestra un metraje de 90 minutos sobre la supervivencia de una mujer (Sandra Bullock) que lo ha perdido todo y quien ha sido arrojada al vacío espacial, siendo la última de su equipo, buscando el modo de regresar a la tierra. La experiencia subjetiva del público acompañando a esta astronauta en su aventura adrenalínica favorece que el espectador pueda convertirse en un personaje más y además, gracias al paso constante del plano secuencia (que imita el modo de rodaje de los documentales espaciales, donde no es posible el corte de plano) al punto de vista subjetivo, adentrándose en el traje espacial y dejándonos flotando sin sujeción en un vacío sin gravedad, de verdad logra transmitirnos lo que es estar en un lugar con un horizonte, un peso y una gravedad diferentes a los conocidos.
No obstante, lo apreciable del film, además de la espectacularidad de su fotografía y el gran trabajo técnico y de documentación que hay detrás, es el lenguaje narrativo que emplea y que ya supimos apreciar en otros largometrajes de este director mejicano (como Hijos de los hombres) a través de la introducción de reflexiones antropológicas de forma metafórica sobre el viaje de renacimiento de la protagonista (espectacular la reminiscencia al volver a nacer cuando vemos a Bullock flotando sin gravedad en la cabina cual feto dentro del útero de su madre unida a ella a través del cordón umbilical).
“Existe un miedo a la nueva generación de cineastas”, dice Alfonso Cuarón en la rueda de prensa del Festival de San Sebastián 2013, “pero el cine nuevo es más interesante que el cine anterior”, poniendo esperanza en un cine que quiebra las fronteras de los países y que une por su impulso generacional.
Fotografía: Yurena Sánchez
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