El Zinemaldi ha arrancado por todo lo alto con el esperado regreso de Hayao Miyazaki. 10 años después de participar en Perlas con “El viento se levanta” el genio de la animación vuelve con su última obra, aunque está vez lo hace en la Sección Oficial (fuera de concurso). A pesar de arrancar en un contexto parecido a aquella anterior película (retrato de la sociedad nipona de inicios del siglo pasado), “El chico y la garza” se adentra después en terrenos más propios del universo Ghibli para terminar sumergiéndonos de lleno en esos mundos oníricos que definen sus mejores obras.
Pionero en la concienciación sobre el respeto al medio ambiente y en derrumbar los roles femeninos de la animación clásica, en esta ocasión al realizador japonés reflexiona sobre la pérdida y la fina frontera que separa el mundo de los vivos del de los muertos. Un mundo, este último, habitado por seres inquietantes (entre los que abundan diferentes especies de pájaros con atributos humanos) que protagonizan algunas secuencias dignas del mismo Jardín de las Delicias del Bosco.
Más allá de estas interpretaciones personales que cada uno hace a partir de sus propias referencias e intentando entender la cultura oriental, lo que queda claro una vez más es que Haya Miyazaki tiene su único y singular universo.
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