La violencia como cáncer social

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MONOS

No es un campamento de verano, los ocho jóvenes tienen una misión: custodiar a la doctora americana a la que han convertido en rehén.

Los valores de una sociedad adolescente se ponen al servicio de la maquinaria de guerra y el resultado es imprevisible. El sentido de pertenencia al grupo, la exploración de la propia identidad, la lucha por el liderazgo, el descubrimiento de la sexualidad y de los sentimientos combinados con el poder de las armas forman un coctel explosivo. El lado más primitivo y oscuro de lo humano queda al descubierto, el instinto animal arrasa con lo doméstico y desvaría hacia la autodestrucción.

La célula en un principio alineada con unos valores, pronto se hace autónoma y se convierte en cancerígena. No puedo evitar pensar en la Camboya de Pol Pot.

La interpretación honesta de los actores que dan vida a estos luchadores por la supervivencia nos llena de desasosiego. El ritmo salvaje y la particular banda sonora crean una atmósfera irrespirable. La fotografía de esos escenarios naturales siempre húmedos, en lo algo de las montañas o en la selva tupida, contribuye a añadir dramatismo.

La película del director Alejandro Landes viene avalada por el premio especial del Jurado en Sundance.

Critica de #JMConte

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