El mar se oye pero no se ve. La canción rompe como una ola que trae a nuestra orilla un viejo dolor, es la misma canción que Menahem Lang entonaba mientras le violaban.
El protagonista no encontraba respuestas en la religión, se apartó de ella haciéndose muchas preguntas. Ahora solo quiere reconciliarse con su niñez robada, cuando era el objeto de placer de los rabinos.
Ha vuelto a Beni Brak, la ciudad ultra-ortodoxa donde nació y fue vejado por los que predicaban que el sexo era solo para procrear. Solo quiere que le pidan perdón. En su búsqueda se encuentra con otros que sufrieron su misma suerte. Algunos se sumaron a su lucha, otros cerraron el círculo convirtiéndose en violadores al llegar a la edad adulta. Su propio padre le culpabiliza ¿por qué te dejaste?
La directora Yolande Zauberman se sumerge en lo más íntimo del universo masculino de la comunidad ultra-ortodoxa. Es un docudrama con testimonios reales, sinceros, conmovedores. Aunque el estilo de vida kosher llevado a sus últimas consecuencias nos resultan ajenos, se acaba empatizando con estos hombres. El dolor y el placer del que nos hablan en sus confidencias o en sus fantasías les colocan en nuestro mismo plano.
El protagonista es un activista valiente que lucha por su dignidad y por la de todos, una víctima que no se convierten en verdugo, que denuncia aun sabiendo que se juega su reputación.
La película es el cuchillo con el que la directora escarba las heridas de su país. Escuece.
2018 Premio especial jurado en Locarno. Premio Mejor Dirección en Sevilla.
Crónica de #JMConte
Sin comentarios