La historia de un hombre poseedor de un don capaz de sanar a los demás pero incapaz de restaurarse a sí mismo es un argumento interesante y arriesgado de abordar, sin embargo, el director y guionista de la película Mon âme par toi guérie, François Dupeyron, no ha sido capaz de aprovecharlo bien. Su obra se pierde en la complejidad dramática de los personajes que rodean al protagonista y a éste a penas lo llegamos a conocer salvo con ciertas y metafóricas referencias en los diálogos con su padre. Eso sí, la personalidad del cámara se percibe a la perfección y nos ayuda a atrapar algo del misterio de los personajes acercándonos a ellos hasta tal punto, que la lente se adueña de su emoción.
El actor Grégory Gadebois posee una identidad en el film a través de una música roquera, algo ruidosa, y con esa fotografía tan luminosa que siempre le acompaña cada vez que salva con su don a una persona, pero al final se difumina su figura en esos sueños tan simbólicos en blanco y negro, a través de sus repentinos ataques esquizofrénicos y en su entregada vida hacia los demás.
Podría haber sido un personaje y una película interesantes, pero el director francés se ha perdido en las complejidades de éstos sin ser capaz de dejar nada claro.
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