Os dejo este artículo de Luis Sagüés-Errandonea, escrito como homenaje al gran escritor teatral Rafael Mendizabal a raíz de la reciente representación de una obra suya nada menos que en suiza a cargo de un grupo amateur.
RAFAEL MENDIZABAL SIGUE EN EL CANDELERO
La obra de Rafael Mendizábal (Donosti 1940 – Puerto Real, Cádiz, 2009), sigue viva y el autor ha vuelto a ser representado en Suiza. Para los que no le conozcáis, se trata de un dramaturgo muy popular en las calles donostiarras, sobre todo por su personaje transformista Rafaulova. Interpretándolo se paseó en espectáculos nocturnos de diferentes locales, especialmente en el desaparecido Malmaison, en Miraconcha (en la entonces conocida como la cuesta del culo), zona que calla los más morbosos secretos de la Bella Easo. Por otros dominios, fue fundador y propietario del que, dicen los catedráticos de la noche, presume de ser el primer café-teatro de Madrid, el Laidy Pepa.
Rafael Mendizábal fue galardonado en diversas ocasiones, destacando el Premio de Teatro Ciudad San Sebastián en 1992. En 2006 el Ayuntamiento de San Sebastián le dedicó un homenaje por su trayectoria literaria y su labor de productor teatral.
En 2008 publicó una compilación de sus escritos (cincuenta obras largas y más de cien cortas), muchas de las cuales ya habían sido traducidas a otros idiomas y estrenadas en varios países. La crítica catalogó a Mendizabal como un autor popular y comercial, siempre con un teatro sencillo y cercano al público; un especialista del humor, de la ironía y de la caricatura.
Según la prensa del momento, Mendizabal abandonó San Sebastián tras ser amenazado por la banda terrorista E.T.A. y pasó a residir en Madrid, donde combinaba frecuentes visitas a la capital guipuzcoana con temporadas en Barbate (Cádiz), en una de las cuales le sorprendió la muerte.
La compañía de teatro Tablas, con sede en Zúrich y que usa el castellano como medio de expresión, ha vuelto a representar una obra de Mendizabal. En esta ocasión la fortuna recayó en «Uña y Carne», (1990). “El público se divirtió de lo lindo, como siempre que se representa a Rafael Mendizabal”, nos cuenta Andrés Algar, director de la compañía y quien ríe con ganas al recordar la escenificación de «De cómo Antoñito López, natural de Játiva, subió a los cielos», guardando un especial cariño a esta obra por lo mucho que se divirtió tanto el equipo actoral como el público. El director, que siempre se quita importancia y cede el mérito al autor, continúa contándonos que “también fue un gran éxito para Rafael Mendizabal «Gente guapa gente importante», donde se caricaturiza la vida de los que se piensan que son de otra pasta”. Como decíamos unas frases más arriba, la última en representarse ha sido «Uña y carne», un hilarante enredo triangular entre dos compañeros de piso y una vendedora de libros de fe, en la que bajo el formato de la amistad, el sexo y la religión se lleva a la reflexión del espectador acerca de la sociedad.
Andrés Algar habla con cariño del autor, a quien «tuve la grandísima suerte de conocer personalmente en el Teatro Príncipe de Madrid. Era amable, muy amable. No dudó en poner su obra en mis manos sin apenas conocerme”. Tras un silencio intentando traducir a palabras el sentimiento que le recorre por dentro, manifiesta con sobriedad, como queriendo dejar constancia de que no lo ha olvidado: “Fue muy generoso”. Hay que señalar que Tablas es un grupo totalmente amateur, sin ninguna posibilidad económica (como curiosidad, cuentan entre sus filas con un antiguo componente del donostiarra grupo Debacle). Andrés Algar aún conserva alguna carta suya (eran tiempos de Bic Cristal y matasellos), ya que le invitó al estreno en Zúrich de «De cómo Antoñito López, natural de Játiva, subió a los cielos». Rafael Mendizabal no pudo asistir por encontrarse de viaje por Sudamérica. “Aunque ya no esté entre nosotros, donde esté su teatro él siempre estará vivo”, concluye el director, con un tono de admiración y agradecimiento.
Luis Sagüés-Errandonea
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