Siempre pagan justos por pecadores y cuando se enciende la mecha, ésta aguanta hasta que hace estallar la dinamita.
Por una vez, en el cine se escuchan risas y aplausos aprobando y acompañando la decisión de unos personajes de tomarse la justicia por su mano; la empatía del público con los protagonistas de estas historias es inmediata, a pesar de que, con sus conductas, puedan ser considerados villanos (“¿quién no se ha sentido humillado, atropellado…?”, indica el director argentino, Damián Szifrón, para justificar ese apoyo apabullante hacia los personajes).
Damián Szifrón (“Tiempo de valientes”, “En el fondo del mar”) hace un retrato sobre la humillación, de forma irónica, a través de diversos relatos, cada uno con su inicio y conclusión, protagonizados por diferentes personajes interpretados por un fabuloso elenco de actores argentinos (Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas…). Producida por Pedro Almodóvar, descubrimos como elemento unitario en ese repertorio de historias cortas un fundamento único, muy social y crítico, voz de una sociedad que se encuentra en un momento muy reivindicativo (“estamos profundamente desesperados”, comenta Pedro Almodóvar, remarcando así por qué ha surgido esta idea); una vez más, se corrobora que el cine representa el momento que se vive y, en esta ocasión, se ha querido sacar esos enfados cotidianos que suelen saltar en situaciones absolutamente reconocibles y habituales en las que nos podemos encontrar cualquiera (se nos lleva el coche la grúa, un gracioso en la carretera, mentiras ocultas descubiertas el día de la boda…). La respuesta que dan todos esos personajes ante la injusta respuesta de la sociedad es la violencia.
Es difícil quedarse con sólo una de las historias, pero sin duda, lo más notorio es ese principio, ya con los créditos, donde se nos va mostrando uno a uno los nombres de los miembros del equipo de rodaje acompañados por la fotografía de una bestia salvaje, cual retrato de lo que se convierte el ser humano cuando libera esa emoción contenida y que indudablemente uno descubre en las historias que componen la película (de ahí el título: “Relatos salvajes”); después, es más aún aplaudible esa mini historieta inicial, cual teaser, que marca el tono humorístico negro que vamos a encontrar en el resto del film y que ya nos descubre la brillantez del guion, elaborado por el mismo director.
El cine argentino está en alza. Nos está descubriendo durante estos últimos años un arte de calidad que destaca, especialmente, por un trabajo excepcional de guión y dirección: “7 cajas”, “El secreto de sus ojos”, “Gravity”, “Tesis sobre un homicidio”… De momento, “Relatos salvajes” está siendo la favorita en el Festival de San Sebastián 2014.
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