La sección de perlas de otros festivales muestra su cara más divertida con esta inclasificable pequeña joya estadounidense. Premiada en Venecia con el galardón al mejor guión, la película se mueve entre el mundo de los Cohen y los westerns contemporáneos al estilo de la reciente “Comanchería”.
El revuelo provocado por tres carteles en las afueras de un pequeño pueblo de interior es el motor de una historia en la que la sed de venganza crea una cadena de odio que parece no conducir a nada. Una gran Frances McDormand, que recuerda más al Gary Cooper de “Sólo ante el Peligro” que a ella misma en la siempre presente “Fargo”, encabeza un elenco de buenos personajes pretendidamente estereotipados que proyectan una ácida mirada hacia la muy de actualidad América derechista.
El film se desenvuelve con ingenio entre la dureza de algunas secuencias y el humor de muchos momentos. En cuanto te relajas con una sonrisa te sacude con un golpe para mantenerte en un zig zag de emociones continuo. Quizás, por reprocharle algo, podría haber eliminado alguno de esos cambios de rumbo, reduciendo ligeramente su duración pero aun así seguro que estará presente en la próxima temporada de premios estadounidenses.
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