Hemos podido ver en la siempre interesante sección Zabaltegi (este año competitiva, y con -Tabakalera detrás) la nueva película del realizador estadounidense Todd Solondz, Wiener-Dog. A través de un perro salchicha que sirve como nexo, el director de Happiness cuenta cuatro pequeñas historias, separadas entre sí y con un elenco de actores conocidos interpretando a los siempre peculiares personajes de la filmografía de Solondz.
El entretenimiento está más que garantizado, aunque la película no ofrece mucho más que unas carcajadas que van de más a menos con el paso de los minutos. Y es que tal vez el mayor problema del film es que su historia más hilarante es la primera de todas, en la que Solondz pone toda su artillería, su mala leche y su incorrección política, quedándole lo justo para ir salvando las que llegan a continuación.
Quedan restos de aquel Solondz de Happiness con sus secuencias pasadas de rosca (alguna hay en Wiener-Dog), pero es evidente que desde aquellos ya algo lejanos 90, todo lo «indie» y lo bizarro que en aquel momento brillaba en el cine del cineasta norteamericano ha perdido su frescura y ya no sorprende. Aun así la película entretiene, divierte, y saca alguna que otra carcajada. No es poco.
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