Clint Eastwood, de Sin Perdón a la redención

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En Clint Eastwood descubrimos el retrato social e histórico de Norteamérica, el recorrido político y sociológico de un pueblo que sobrevivió en la frontera con el Western, que superó el trauma de las guerras sin sentido (como la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam…), el golpe del terrorismo en su propia casa (11S) y el desorden de la identidad ante los nuevos movimientos migratorios y la globalización. Tanto las películas como los personajes interpretados por este autor son la evidencia de la identidad norteamericana de los últimos años: de dónde viene, por qué está herida y hacia dónde se dirige; pero el director, además de ser testigo y voz de todo este recorrido, aporta la salida a un pueblo que ha estado regido por la violencia, la desconfianza y la soledad a través del perdón de uno mismo y la reconciliación con los demás.

Invictus2Ya en “Sin perdón”, de 1992, nos mostró la reconversión de sus personajes, en “Los puentes de madison” (1996), “Mystic River” (2003) y “Million Dollar Baby” (2004) también. No obstante, no sería hasta “Gran Torino” (2008) y después en “Invictus” (2009) cuando de verdad descubrimos que el director nos ofrece una nueva redención, y lo hace a través del perdón.

Los sentimientos de culpa y herida generados por una visión hundida y violenta de la vida marcan los últimos personajes de Clint Eastwood, quienes se alejan de los demás para protegerse, tal y como percibimos cuando interpreta a Frankie en “Million Dollar Baby”, a Walt en “Gran Torino” (donde arrastra un pasado bélico y racista) y a Mandela en “Invictus” (sufriente por un pueblo dividido debido al rencor y al conflicto). El cuestionamiento sobre el misterio del perdón y el amor, tan planteado en la película de “Million Dollar Baby” durante las conversaciones de Frankie con el Padre Horvak sobre el misterio de La Trinidad, encuentra su anhelada respuesta en “Gran Torino” a través del sacrificio y la entrega. El artista demuestra a través de sus últimos papeles que la solución violenta que demostraba a través de sus personajes más jóvenes carece de efecto y dirección; en cambio, en sus últimos papeles protagonistas, Clint Eastwood nos trae la respuesta a las nuevas condiciones económicas y sociales de este siglo.

eastwoodEn “Gran Torino”, Clint Eastwood  demuestra el perfil del hombre solitario, entrado en edad, débil y vulnerable –que rompe con el estereotipo de masculinidad de sus anteriores obras- perteneciente a una clase descontenta, que expresa su inquietud frente a la nueva realidad con el rechazo a lo étnicamente diferente, siendo la violencia su forma de expresión. Es al final de esta película cuando el director nos da la respuesta a la violencia –cuál es la mejor respuesta a un mundo que escoge la violencia como la forma de sobrellevar las cosas, las diferencias, los conflictos…-: Walt expresa cuando se presenta ante la banda para dar su vida diciendo: “Yo tengo luz”; aquí, “tener luz” significa “tener conocimiento”, “conocimiento de que la violencia no puede ser la respuesta, que sólo conduce a más violencia” –explica Eastwood-, y que con este inesperado acto se deshace la intención inmortal de la violencia. Es el reconocimiento de la culpa lo que lleva al personaje interpretado por Eastwood en “Gran Torino” a caminar hacia el perdón, la confesión, y la redención.

Es una trayectoria de confesión evidente. En el cine de Clint Eastwood descubrimos una trayectoria de venganza, violencia, frialdad, soledad… especialmente en los personajes que encarnó durante su juventud: “Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio”, “El bueno, el feo y el malo”, “Cometieron dos errores”… todos ellos títulos que no necesitan muchas más palabras para demostrar el lenguaje predominantemente empleado por el protagonista para sobreponerse a los antagonistas. Con el nombre de Harry el Sucio firmó su identidad en la gran pantalla: como un hombre que se mueve más allá de la ley, con una Magnum 44, impartiendo justicia a su manera. En toda esa trayectoria fílmica, la mejor respuesta ante la violencia para Eastwood era con más violencia. Después de eso, el propio director advierte que ese camino no lleva a nada, entonces se abre hacia una nueva posibilidad: el perdón a través del amor.

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