Druk, Sección Oficial

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Thomas Vinterberg ha presentado hoy su firme candidatura a llevarse la Concha de Oro. El cineasta danés, tras una irregular trayectoria iniciada hace más de veinte años como co-fundador del movimiento Dogma, vuelve a la senda de sus celebrada La Caza con una nueva fábula de cargado corte social. Si en aquel caso se sumergió en las sombras de los abusos a menores, en esta ocasión se atreve con un tabú tan arraigado como es el alcohol. 

La película nos sitúa en un pequeño colegio de una localidad danesa. Un profesor se enfrenta al reto de darle la vuelta a la fama de aburrido que le persigue y que amenaza con hundir su trabajo y su hogar. Todo da un giro en su vida cuando decide, junto a su grupo de amigos, abordar el problema utilizando el alcohol como acicate. Podría tratarse del mismo pueblo en el que transcurría La Caza y del mismo profesor interpretado brillantemente en ambos casos por el anti héroe Mads Mikkelsen. Los dos comparten una frágil situación personal y delicados problemas conyugales que determinan su forma de enfrentarse al verdadero conflicto que les amenaza. 

Lo más sorprendente y valiente de la propuesta es la manera que tiene de abordar el problema del alcohol, con un enfoque periférico que a veces roza incluso lo lúdico para construir un retrato demoledor de este realidad. El autor huye de un tono moralista y de tópicos sobre la bebida para hurgar en realidades cercanas que puedan tocar a cualquier espectador, convirtiéndole en complice y haciéndole partícipe del drama. Vinterberg ha encontrado un estilo muy alejado del crudo realismo que le dio la fama a finales el pasado siglo con Celebración, pero que sigue siendo eficaz a la hora de sacudir las conciencias aunque sea con un tono más ficcionado. 

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