El concierto de Iñar Sastre ante el piano de Pablo Sarasate será la guinda de la gala de entrega de premios el sábado a las 20:00 en la Sala de Cámara de Baluarte, en un espectáculo que se ha bautizado como SARASASTRE, y que además de la música y la entrega de galardones, contará con actuaciones y una muestra de cortometrajes del artista británico Guy Sherwin, especialista en filmes de 2 minutos que están relacionados directamente con el Tiempo, el gran tema de este décima edición de Punto de Vista.
La música del gran piano de Sarasate pretende ser eso, un concierto contra el Tiempo. Se trata del Chassaignes Frères vertical que se guarda como oro en paño en una de las estancias del Hotel la Perla de Pamplona y que perteneció a nada menos que a don Pablo Sarasate, una joya que ha quedado como lo dejó el músico, brillante en su ángulo oscuro, mudo ante el paso del tiempo y ante el que el gran violinista estuvo ensayando sus composiciones hasta el año 1908. Un primer análisis del instrumento nos ha desvelado que en la primera octava le falta un do, en la segunda un mi y es en la cuarta donde un la suena como un fa. Ante este reto de sacarle un sonido a esta reliquia se enfrentará el gran pianista, improvisador y compositor guipuzcoano Iñar Sastre, formado en Musikene y con una trayectoria impecable en los Conservatorios Nacional Superior de Música y Danza de París y en el Conservatorio Ravel de la misma capital francesEl filme de clausura tras esta gala será la última película del belga Thierry Knauff, una joya de 40 minutos llamada Vita Brevis, que como su propio título indica vuelve a ser un canto al tiempo, en este caso en su versión de elogio a lo más breve. El filme nos brinda el gran privilegio de asistir a un milagro de la naturaleza: el florecimiento de millones de mariposas efímeras cuya vida dura lo que un suspiro, mientras flotan sobre las aguas del río Tisza, un afluente del Danubio. Vita Brevis es un poema del momento pasajero, una evocación de la ligera y fugaz danza de la vida a través de estos insectos atrapados por la cámara-red del belga Thierry Knauff. Una película ideal para cerrar el ciclo del Tiempo celebrando una de sus mayores paradojas: la fragilidad de lo eterno.
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