Javier Fariñas, profesor de Periodismo en la Universidad CEU San Pablo, abrió la mesa redonda Los pobres, ¿son noticia? Análisis del tratamiento de la pobreza por los medios de comunicación introduciéndonos en la responsabilidad de la profesión a la hora de seleccionar las historias que merecen ser contadas y resaltando la dignidad de sus protagonistas, de todos ellos, a través de un artículo que él mismo había escrito y que habla sobre un padre paulino que, en la mendicidad, se ocupaba de reciclar la basura. Después de esto nos preguntamos, ¿por qué estas personas que viven apartadas y presentan una vida llena de contenido ejemplar o a tener en cuenta no aparecen en los medios? ¿Por qué ellas tienen que aparecen en los informativos sólo como datos de estadística o agentes de la problemática de una sociedad?
Xaquín López, periodista de investigación de TVE, destacó la importancia de esos anónimos en la historia de la Humanidad recordando en su ponencia la fotografía del Premio Pulitzer de 1972 que muestra a unos niños vietnamitas víctimas de la guerra; ¿qué efecto habría tenido para la historia si se hubiera cubierto el rostro de la protagonista –Kim Phuc? Hubiera sido una imagen sin nombres, impersonal. El periodista de TVE criticó la postura actual de los medios de comunicación, excesivamente proteccionista, hipócritamente crítica, ya que no busca tener en cuenta el interés público que subyace tras lo que la cámara registra. Después nos trasladó hasta Guinea, Benin, en el 2005, con un reportaje que realizó sobre el tráfico de niños esclavos hasta Costa de Marfil y Nigeria; ¿qué ocurriría si todos esos niños que aparecen ante la pantalla tuvieran el rostro velado? Le estaríamos quitando el sentido, recalca Xaquín López. El error no está en mostrar ese trasfondo humano a través de la mirada de un niño, sino en “mostrar a los niños como víctimas, estereotipos de una generación, no como humanos”. Los medios de comunicación, señaló, tienen la responsabilidad de qué historias deben convertirse en el rostro de una realidad.
El siguiente ponente, Jonás Candalija, responsable de Comunicación de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, resaltó que “los pobres son más noticia que nunca”, aunque es cierto que en la realidad se habla de ellos como incomodidad, porque muestran la mayor vulnerabilidad de los derechos del hombre (por ejemplo, si todos recordamos la crítica de Montoro al dato de Cáritas que anunciaba que España es el segundo país de Europa con mayor índice de pobreza infantil). Lo triste es que la pobreza es presentada como una realidad estereotipada, como expresaba el profesional, como sujetos pasivos que carecen de voz y de voto. En las noticias sobre los inmigrantes aparecen repetidas veces expresiones como “invasión”, “marea”… anunciando de forma exagerada la entrada de gente proveniente de África, cuando de toda la inmigración que huye de las zonas conflictivas hacia Europa sólo el 09% entran por España; entonces, nosotros cuando viajamos en estas épocas de crisis a Alemania o Inglaterra en busca de trabajo, ¿no somos inmigrantes también o es que en ese sentido somos aventureros? En este sentido, hablaba Jonás, “los periodistas perdemos la perspectiva de que la gente pobre son personas, tienen dignidad, y nos acercamos a ellas sin tener esto en cuenta”. Después, nos destacó dos principios importantes que se deberían tener en cuenta: las consecuencias –que es en lo que se fijan los medios casi de forma exclusiva- y las causas –que es lo que le da a una información su trasfondo-; no obstante, “la responsabilidad que tenemos todos (los periodistas) es mantener una visión crítica de cómo esa situación se puede cambiar”, aportar a través de la investigación la reflexión.
Jesús García Sánchez-Colomer, que cerraba la mesa de diálogo, es periodista y escritor, nos recordó que la pobreza vive muy cerca de casa y que si uno decide acercarse a esas personas sin el prejuicio social que ha crecido entorno a ellas, descubriremos que son como nosotros, con su vida y sus sueños. No sólo son iguales en dignidad sino que además nos aportan una postura reflexiva y responsable; el entender su realidad nos hace ver que “debemos administrar nuestros conocimientos y ser honestos con estas historias” y, la mejor forma de comprenderlas, expone Jesús García, es a través de dos actitudes: la de implicarse y la de vivir de ellas. El problema reside cuando nos creemos a salvo en nuestra parcela, ajenos a la realidad que nos rodea, evitando dirigir una empatía hacia ese otro que padece con el temor a que nos puede llegar a tocar el corazón. La decisión es personal, apuntó el profesional, “¿debemos dejarnos llevar por la corriente, por la indiferencia, por lo impersonal…? ¿te implicas en lo humano o no?”.
La cuestión es, ¿se puede informar con esperanza? Por supuesto. Uno descubre que la mirada, el enfoque, que el informador escoge para mostrar la noticia es determinante y que la insistencia debe estar entorno a esos temas que no salen en las noticias porque no son considerados “breaking news”, donde se debe respetar la dignidad de los protagonistas, puesto que estos son personas. Si el problema reside en la inmediatez, atraída por las nuevas tecnologías y el mundo globalizado, la salida es la consistencia, por ejemplo, a través de los libros (famosos son los periodistas que han revelado grandes historias humanas con publicaciones en editoriales, como Dominique Lapierre, autor de Oh, Jerusalen! y La ciudad de la alegría).
Al terminar el coloquio sobre el tema Los pobres, ¿son noticia?, merece resaltar y recordar las siguientes cuestiones… Nos darán que pensar:
-¿Qué efecto tendría si hubiéramos pixelado los ojos a esa niña vietnamita?
-¿Es o no pornográfica la pobreza?
-La pobreza es una realidad que nos molesta y que se nos muestra estereotipada
-¿Nos gustaría salir en el telediario si estuviéramos recogiendo comida en un contenedor?
-La causa de la pobreza es la riqueza
-¿Te implicas o no?
-¿Se puede informar con esperanza?
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