San José censurado

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Empiezo por el final: ¿Habría que detener a Stallone por todos los asesinatos que comete en sus películas? Frank Zappa en el programa Crossfire, allá por el 86 nos habla de censura, tema de moda en esta sociedad en la que vivimos; “¿Hace falta prohibir las palabras?”, merece la pena escucharlo.

Tenemos por estas tierras twitteros condenados que defienden la libertad de expresión de autobuses homófobos, drag queen polémicas por cumplir la función para la que se creó el Carnaval, titiriteros encarcelados por hablar de manipulación policial, Iglesias Patólicas quemadas por pirómanos que se dicen católicos ofendidos y fundaciones legales como la Fundación Hitler no, la otra.

Esta vez hemos visto “San José hecho un Cristo”. No es sutil, no es La vida de Brian en el que pasa por lo religioso de costadillo. San José, tampoco es burdo y zafio, pero es blasfemo en todas las ocasiones que se le pasan por delante. Y sobre todo, es divertido.

Saliendo cerca, recientemente hemos visto teatro en el Zinegoak bilbaino y hemos escuchado cosas como “La iglesia que más ilumina es la que arde” de mano de las chicas de Histeria Kolektiboa y compañía. De repente tengo la sensación de que hay que pasar por los espacios más pequeños y alternativos para poder disfrutar de una libertad no censurada. Ahora ya no se puede, como se hacía antes, cambiar de tema cuando entran los soldados del rey de turno. Ahora te graban, lo cuelgan en internet y ya la has liado.

En esta ocasión ha sido este teatro de Diego Pérez en el Sekadero de Tabakalera. Mucho humor, control absoluto de los personajes con cambios sin parar de uno a otro y una historia bien montada y cerrada. Lleno de público pase tras pase. Disfrutemos de ella mientras podamos, nos dejen o les dejemos que nos dejen.

 

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