Chloe dirigida por Atom Egoyan abrió la 57 edición de este año del Zinemaldia. Un reparto magistral con Julian Moore y Liam Neson y los jovencísimos Amanda Seyfried  y  Max Thieriot.

Las carencias afectivas, perfiles maternos naufragados en el olvido, aventuras y obsesión, todo un coctel de género humano concentrado en una hora y media.

Una muñeca de porcelana rota, sensuales labios rosados y dorados cabellos que caen a través de sus hombros marcados por un fogoso naranja sobre el ambiente. Espejos que no dejan de gritar imágenes y ocultar verdades, mentiras y carencias

Una pelirroja sobre un blanco frío, espejos que también ocultan. Pequeños juegos con el cabello, su liberación y represión mediante fugaces gestos que invitan a la seducción y a los encuentros.

El director  expone una idea central desde donde nace su película, se trata de “la fantasía y el peligro que esta acarrea como única manera de reinventarse”; desde aquí la imaginación y su hoy en día crítica industria, desenvuelve todo un abanico de posibilidades. Atom Egoyan opina que “el deseo precisa un acceso” y esto abre miles de puertas a la historia haciendo una estructura narrativa imprevisible.

La proyección y su equilibrio aparecen desde el comienzo rotas, un matrimonio distante y una prostituta bella carente de cariño. Hasta aquí, todo en perfecto caos para una interesante y difícil resolución, pero la angustia y el morbo acompañan durante toda la historia.

Una cuidada banda sonora sugiriendo ambientes y momentos, Vivaldi con las cuatro estaciones y no precisamente La Primavera, y una pequeña pieza de Mozart al piano, si no he saboreado mal, nos transportan al romanticismo podrido de sospechas.

Sensualidad, colores y ambientes calientes, erotismo.

¿Teorema de Pier Paolo Pasolini y Chloe tienen algo que ver?  El director ha aclarado que se pueden encontrar en algunos momentos pero que Pasolini “se centra en las consecuencias” cosa que Atom  Egoyan evita.

Una historia con muchísimos giros e interpretaciones posibles. Tal y como el director del film dice “El cine es una manera de poder presentar los sueños” y el opta por un final abierto donde cada uno decide qué quiere ver en el fuera de campo.