DIOS ES MUJER Y SE LLAMA PETRUNYA

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Heroínas balcánicas contra el patriarcado

En la primera escenas conocemos a Petrunya, la protagonista, sobre una piscina congelada a ritmo de rock que pronto sofocan los cánticos religiosos de una procesión ortodoxa. Aterrizamos en una pequeña aldea de la Macedonia siglo XXI.

Un cordero se viste de lobo y es devorado por el rebaño. Esta es la fábula que inspira esta película que denuncia el odio contra la mujer amparado por la religión y las tradiciones.

A Petrunya le duele la vida. No es joven, no es guapa, no tiene trabajo, no se entiende con su madre. Es una historiadora que solo consigue trabajar como camarera. A pesar de su edad sigue siendo virgen, aunque tenga aspecto de madre retirada del mercado.

Cuesta levantarse para ir a una nueva entrevista de trabajo. A la salida se siente humillada y se deja caer al río helado en el que tiene lugar la tradicional zambullida en la que los hombres del pueblo participan para encontrar la cruz de los buenos presagios que el párroco lanza desde el puente. En esta ocasión es Petrunya la que encuentra la cruz, la tormenta estalla.

Con la película nos asomamos a una nueva denuncia contra el patriarcado misógino sostenido por la costumbre. Petrunya no responde al prototipo de mujer objeto, no es manipulable, no se va a dejar humillar una vez más.

Destacamos la sobria interpretación de Zorika Nusheva que tuvo reconocimiento en el Festival de Sevilla y que se presentó en la sección oficial del Festival de Berlín.

Cronica de #JMConte

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