Dirty Wars (Documental)

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dirty-wars-posterLa investigación del periodista Jeremy Scahill acerca de una operación militar nocturna en un rincón de Afganistán (el cual se cobró la vida de mujeres embarazadas, niños y hombres de familia etiquetados como criminales de guerra) conduce este reportaje documental hacia otros rincones del mundo –Afganistán, Yemen, Kenia y Somalia-, donde también la presencia norteamericana encubre actividades militares protagonizadas por la División de Actividades Especiales de la CIA y el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC), y nos revela la verdadera política estadounidense –tanto la demócrata como la republicana- de permanecer en la Guerra del Terror.

Jeremy Scahill es un periodista de investigación y reportero, autor de Blackwater y Dirty Wars, que ha sido galardonado junto con su compañero, Amy Goodman, con el premio Polk (homenaje a la labor periodística americana) por su documental Drilling and Killing: Chevron and Nigeria’s Oil Dictatorship (1998). Aunque abandonó su carrera universitaria alegando que quería invertir su tiempo buscando que la justicia funcionara en su país, enseguida logró introducirse en el mundo del periodismo como reportero en el programa informativo Democracy Now! y en la revista The Nation. A día de hoy, es un periodista que se ha abierto camino en temas relacionados con la seguridad nacional y el complejo militar-industrial entresacando asuntos y situaciones polémicas y encubiertas que lo han llevado a testificar dos veces ante el Congreso de Estados Unidos.

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El documental Dirty Wars ha sido estrenado en Festival de Cine de Sundance de 2013 bajo la dirección de Richard Rowley, cofundador de Independent Media Center y cineasta, quien ha sido reconocido por su talento en el género documental obteniendo numerosos premios (The Fourth World War o This Is What Democracy Looks Like). Dirty Wars se ha grabado con un marcado estilo cinematográfico que hace que el lenguaje periodístico que mantiene el reportaje acompañe con fluidez el atractivo documental de investigación, cercano al thriller. El video cuenta con la omnipresente presencia de Jeremy Scahill. El periodista participa en la obra en la escritura del guión y en la producción, pero también absorbe la atención de la cámara de forma casi abusiva o ególatra, apareciendo en escena como un viajero más junto al espectador atravesando e indagando en esta cruzada contra el secretismo de Estado. Se rodó entre 2010 y 2013, recogiendo multitud de material documental (entrevistas, testimonios, fotografías…) con las que Jeremy Scahill consigue hacer visible el rostro humano de las víctimas de la Guerra del Terror y de sus asesinos.

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Aunque la historia en un principio quería evitar centrarse en el reportero (“Queríamos que no fuera una historia personal y, una vez que acordamos que yo contaría la historia, honestamente, fue muy doloroso hacerlo así porque todos los días tenía en mente las historias de esta gente que había conocido…”, revela Scahill para RTVE), el drama que entresaca de todas esas voces que anteriormente habían sido anónimas acaparan el protagonismo de la historia –impactante la fotografía, fría y oscura (Richard Rowley ganó el Premio a la Mejor Fotografía de Documental por el resultado de esta obra), de esos niños de intensos ojos negros y de miradas aterrorizadas e inocentes contemplando directamente la cámara, al espectador-. El parecido con el reciente documental de Oliver Stone, La historia no contada de los Estados Unidos, revela la creciente preocupación de la población estadounidense acerca de las acciones de su propio país, acusándolas de inmorales.

En el año 2009 Obama recibió el Premio Novel de la Paz y desde que se invadió Irak en el 2003 con Bush y hoy en día bajo la presidencia de los demócratas en Estados Unidos, la guerra que se ha abierto contra el terrorismo ha generado más terrorismo, convirtiendo a los que abogan por la justicia, la paz y la libertad en asesinos y a las víctimas inocentes de las actividades ilegales (en su mayoría jóvenes, mujeres y niños), en futuros terroristas con un justificado sentimiento de venganza. La obra de Jeremy Scahill abre debate y no deja al espectador indiferente con la frase que cierra su documental: “¿cómo se puede poner fin a una guerra así?”; la respuesta no la da, pero sí la clave para encontrarla: “Debemos tener esperanza en el corazón, sino no te dedicas al periodismo”.

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 DATO CINÉFILO: Dirty Wars ganó en el Festival de Little Rock de 2013 el Oso de Oro al Mejor Documental y el Premio al Valor en el cine para Jeremy Scahill. Así mismo, se llevó el Premio de Cinematografía en Mountainfilm 2013, el Gran Premio del Jurado de Documental, en el Festival de cine independiente de Boston y el Premio a la mejor fotografía en el Festival de Sundance del 2013.

 

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