Bajo la égida de Álex de la Iglesia, que ejerce como productor entre otros, Paul Urkijo Alijo ha escrito y dirigido Errementari , su primer largometraje tras cuatro cortos. Responde el relato a cierta historia fantástica del folclore vasco que concierne a un herrero tan malvado que el mismísimo Diablo lo teme.
La cinta se ha proyectado totalmente hablada en vasco, específicamente en el euskera alavés casi extinto, que varios lingüistas han moldeado con el fin de reproducir el modo de hablarlo en el siglo XIX; Errementari es la palabra vasca para el “herrero” y, de hecho, en castellano el título consta como El herrero y el Diablo
Se trata de un herrero temido por la gente de una aldea de Álava. En la excelente secuencia introductoria, enmarcada en el contexto de la Primera Guerra Carlista, aparece en uniforme de los conservadores como poseído por el demonio, indestructible, cual azote de un destacamento del ejército liberal que ha fusilado a unos cuantos jóvenes soldados carlistas sollozantes ante su fin, interceptados cuando transportaban un importante alijo de oro para Zumalacárregui.
Ocho años después de la contienda, ese herrero vive aislado de todo contacto humano, temido y odiado por todos, pues le se cree un pacto con el Diablo y el detentador del oro en cuestión.
Nadie se acerca a su morada, que bien diríase la antesala del infierno, perceptible el resplandor de los fuegos a pleno rendimiento y el sonido de hierros y cadenas entrechocando. Cepos rodean el lugar, y la puerta de entrada al recinto permanece cerrada a cal y canto con un cartel admonitorio de no pasar.
Al tiempo, un enviado del gobierno, tras la pista del oro desaparecido, también pretenderá investigar la herrería. Cuanto sigue, lleno de giros y sorpresas, con la típica carga popular contra el “distinto”, el “monstruo”, quedará presidido por la ambigüedad de no pocos personajes, y por la verdadera naturaleza de otros, hasta llegar a la preceptiva catarsis galopante, a la que, por cierto, Álex de la Iglesia es asimismo tan aficionado en sus propios filmes.
En suma, estamos ante un cuento popular de puesta en escena óptima, con relato típico y tópico narrado con desparpajo y resolución, a buen ritmo y del todo entretenido, con modestos y efectivos efectos especiales para consumo familiar en cualquier buena tarde. A destacar particularmente la pequeña actriz Uma Bracablia, que literalmente borda su papel como Usue.
Sin comentarios