El autor de ‘Ópera prima’, ‘Belle epoque’ y ‘El sueño del mono loco’ recibe el reconocimiento de su industria por el conjunto de su carrera.
¿Todavía no le habían dado el Premio Nacional de Cinematografía a Fernando Trueba? Parece que no, porque el jurado convocado por el Ministerio de Educación y Cultura ha elegido al cineasta madrileño, esta misma tarde, 35 años después de ‘Ópera prima’. El fallo ha sorprendido a Trueba dando una vuelta; al parecer, aún no conocía el fallo en el momento en el que redactamos estas líneas.
‘Ópera prima’ es la primera imagen a la que hay que agarrarse para explicar la carrera de Trueba (1955). Óscar Ladoire hecho un galán flacucho, un padre divorciado un poco quemado pero cariñoso, un quijote al que le tocó Antonio Resines de Sancho y qué se le iba a hacer, si «las chicas son chicos muy raros».
Aquello se llamó ‘Comedia madrileña’ y ¿cómo explicarlo? Había por ahí humor-costumbrista-urbano-universitario. Sus personajes ya no eran progres ni fumaban tabaco negro, estaban en otra cosa. La frescura ‘azconiana’ era un valor más importante que, qué-sé-yo, el compromiso o el análisis social.
Trueba venía de la ‘Facultad de Ciencias de la Información’ y de la crítica, como los franceses de los años 50. Y aquella ‘Ópera prima’ tenía un encanto ‘amateur’ que también remitía a otra época. A partir de su éxito, llegó el desafío de convertirse en un cineasta profesional. Hubo películas que hoy no conservan mucho interés, como ‘Sal gorda’ y ‘Sé infiel y no mires con quién’, pero también hubo rarezas maravillosas, como ‘El sueño del mono loco’, un thriller inolvidable hecho cuando casi nadie hacía ‘thrillers’ en España. Y hubo, claro, un Oscar: el de ‘Belle Époque’, en 1992, esta vez con la santa firma de Rafael Azcona en algún rincón del guión. Ya se notaba.
Entonces, vuelta a empezar: ‘Two much’, su película americana, no fue gran cosa. ‘El embrujo de Shanghai’ y ‘La niña de sus ojos’ tampoco estaban ni bien ni mal. El documental ‘Calle 54’ dejó buen sabor de boca, pero con ‘El baile de la victoria’ muchos pensaron que Trueba empezaba a perder el interés por su oficio.
De eso nada: ‘Chico y Rita’ y ‘El artista y la modelo’, sus últimas dos películas, son la demostración de que Fernando Trueba ha recuperado el toque. Quizá a estas horas ya lo esté celebrando.
Fuente: Propia y elmundo.es
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