Primera jornada de la cincuenta edición de FICXixón y las iniciales sensaciones que se extraen de las primeras películas vistas son que, con nueva dirección en el Festival, los tiros van a ir encaminados hacia el mismo rumbo que en años anteriores, aunque este año haya que destacar un mayor hincapié en el cine de animación, con una sección completa y muy interesante, traída de festivales y con películas premiadas a lo largo del año. Que el mismo espíritu siga inundando el Festival Internacional de Gijón y sus gentes.
La jornada a competición se inauguró con la espera película del rumano Cristian Mungiu, aquel que nos revolvió las entrañas con su punzante y premiada “4 meses, 3 semanas y 2 días” y que ahora incide en el querer sacar llama de la chispa que prende de lo más revuelto del comportamiento humano. En su “Beyond the Hills”, a la que le sobra media hora de metraje, nos muestra una espesa relación de dos mujeres cuya relación queda ensombrecida y aplastada por el rodillo de la religión. Un convento ortodoxo se convierte así en la crucifixión de este vínculo que queda aniquilado por unos ideales que el realizador quiere hacer imaginar ideales, pasados de rosca y desfasados, con unas imágenes a veces brutales del sufrimiento humano y la encarcelación de la libertad amorosa. La duda ante el bien y el mal, la mentira y la culpa son ideas que el director sabe exprimir con acierto pero, las alarga innecesariamente, a pesar de que su película no deja de ser más que interesante. Sobre todo su final. Mención especial merece su protagonista principal; me refiero a la endemoniada….Cristina Flutur.
Te deja penosamente sacudido tras verla. Mungiu es uno de esos directores (como Haneke y Bruno Dumont) que sabe pegar donde más duele.
De la sección Enfants Terribles, pudimos ver la iraní dirigida por Rahbar Ghanbari, “Growing in the wind”. Un pesado cuento moral sobre un pueblo nómada cuya amateur dirección (con planos secos y numerosos picados), actuación y guión hacen mella en el espectador, provocando el bostezo. Es una película mucho más dirigida a un festival de derechos humanos, donde quizá se podría comprender mejor. Sus actuaciones son tan planas y su fotografía tan seca, que su inaceptable frescura narrativa queda empañada en un aburrido conjunto.
Hace dos años, Lucky McKee dirigió “The woman”, aquí incluida en la sección Géneros Mutantes. En ella se quiere traer a nuestros días a “El pequeño salvaje” de Truffaut en clave contemporánea, donde es identificable una crítica a la sociedad norteamericana familiar actual. La película empieza muy bien pero se desinfla en un festín gore que desluce su básico mensaje que hará las delicias de aquellos que ven más allá de querer plasmar una idea tan fácil como trasladar a la pantalla los inadmisibles comportamientos de un padre de familia absurdo y una vida llevada por la rutina y el desdén. Como bien se sabe, el bosque grande empieza a quemarse por una pequeña chispa. La misma que ha encendido este Festival de cine. Muchos demonios en la primera jornada que han hecho que los humanos nos vayamos acercando a sus infiernos.
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