El Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges vivió ayer uno de sus estrenos más comentados con “La hermanastra fea” (Den stygge stesøsteren), una reinterpretación retorcida del clásico de Cenicienta dirigida por la noruega Emilie Blichfeldt, quien estuvo presente en la proyección para presentar su ópera prima.
La cinta, coproducida entre Noruega, Polonia, Suecia y Dinamarca, cuenta con un reparto encabezado por Lea Myren, Thea Sofie Loch Næss, Ane Dahl Torp, Flo Fagerli e Isac Calmroth, y ya había pasado por festivales como Sundance y Berlín antes de llegar al certamen catalán.
Sinopsis
Elvira vive a la sombra de su hermanastra Agnes, cuya belleza y sofisticación atraen todas las miradas. Cuando su madre se casa de nuevo y el padre fallece, la familia sufre un duro revés económico. Surge la oportunidad de “salvar su destino” para quien consiga conquistar al príncipe Julián. Pero en ese juego despiadado por la belleza, Elvira deberá decidir qué tan lejos está dispuesta a llegar.
El filme convierte el cuento clásico en una fábula sangrienta: intervenciones quirúrgicas, deformaciones, violencia visceral… la belleza se vuelve una carrera brutal con consecuencias extremas.
Llevar un cuento de hadas al terreno del horror no es novedad, pero La hermanastra fea lo consigue con una mirada suficientemente audaz para destacar. No es una transformación gratuita: la película articula su mundo con ironía, crueldad y una fuerte carga simbólica sobre los estándares de belleza que nos imponen.
Ventajas que brillan:
- Es entretenida: la tensión narrativa mantiene el interés, y los giros generan sorpresa.
- Original en su punto de vista: centrar la historia en la hermanastra desacredita el relato habitual de Cenicienta y abre una lectura más oscura y crítica.
- Escenas gore que impactan: no escatima en momentos fuertes: mutilaciones, cirugía forzada, deformaciones, horror corporal explícito. Pero todo tiene una intención, generar incomodidad, cuestionar lo hermoso y sacudir lo convencional.
Pero ojo:
- No es apta para todos los públicos. El grado de violencia y grotesco supera lo convencional.
- A ratos el desequilibrio entre estética de cuento y escenas extremas puede chocar para quien busca un horror más “clásico”.
Si tu cine ideal es aquel que incomoda, que da vueltas al espejo y que no teme sangrar el cuento de hadas, esta película es una apuesta fuerte en el catálogo fantástico de Sitges. No es una joya impoluta, pero sí un arma narrativa que explora belleza, obsesión y monstruos interiores.
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