El siglo XXI habrá empezado bien para los cineastas franceses. Ya se les dedica una retrospectiva que tiene de temático el origen geográfico únicamente. El cine francés surfea sobre la ola de los 60 y está de nuevo de moda. ¡Fuera la nueva ola!, hay ola nueva. Nuevos cineastas que habrán visto los primeros pasos de Godard y sus amigos desde la cuna. Aquella generación dorada ha quedado para la historia y parece ser que ya tienen relevo. Si ya se les proporciona un ciclo retrospectivo, es que hay calidad y buenas intenciones. ¿Entrarán en la leyenda estos cineastas? A posteriori se juzgará la pertinencia de la iniciativa. Por lo menos se deduce la buena salud del cine francés y es para alegrarse. Cuarenta directores de cine haciendo películas buenas no es poco. Y la retrospectiva da para mucho. Para todos los gustos. Para jugar con sus amigos cinéfilos, organizar un quizz y determinar quiénes faltan en la quiniela. Entre mis favoritos está el Irreversible de Noe. Gran película y cañero de verdad. O El pacto de los lobos. Gran película de serie B o Z o de cualquier otra letra del alfabeto.
Así de difícil resulta ser el definir el argumento temático del ciclo. No tendrán nada que ver las películas entre ellas y como este colectivo no parece tan organizado como los del Dogma, tampoco nos podemos basar en unos principios ideológicos o técnicos. Así queda reflejado en el íitulo del ciclo. La contraola, el símbolo de «la fuerza y espectacularidad que se produce al chocar olas que se mueven en direcciones distintas», simboliza este jaleo desordenado de películas. En la contraola también está la idea de esto de remar a contra-corriente, de llevar la contraria. Este toque de rebeldía que le va tan bien a la France y a sus chicos malos del cine.
No creo que el cine francés actual este a la altura de la nuvelle vogue (¿se escribe así?, tampoco lo esta el español ojo ni casi ninguno..