Quai d’Orsay es un muelle parisino en las orillas del Sena pero es también el nombre con el que habitualmente se conoce al Ministerio de Asuntos Exteriores francés, situado en el número 37. Este es el escenario elegido por Bertrand Tavernier para su última película, una comedia que pone patas arriba a la política en Francia y, por extensión, el resto de países democráticos.
A través de un nuevo integrante en el equipo del ministro, ni más ni menos que el encargado de escribir sus discursos, nos adentramos en el día a día de un Ministerio tan relevante como se presupone del de Asuntos Exteriores.
Raphaël Pesonnaz, que recuerda al más joven Alain Delon de inicios de su carrera, está la altura de unos grandes Thierry Lhermitte (etiquetado de por vida por su brillante papel en “La Cena de los Idiotas”) y Niels Arestrup (habitual en los films de Jacques Audiard). El guión es una adaptación de un comic que parodia a Dominique de Villepín que fue ministro de Exteriores en los años posteriores al 11S.
La película es una sucesión de diálogos hilarantes llena de situaciones absurdas en la que las discusiones más estúpidas conviven con los problemas más trascendentes de orden mundial. Quizás peca de repetirse sobre el mismo chiste en un bucle continuo del que podía haber salido a mitad de película, aunque el público parecía divertirse durante toda la proyección.
Tavernier luchará por hacerse con una Concha de Oro que ya se le escapó en 1996 cuando participó con “Capitán Conan”.
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