Título: «Chicogrande».
Director: Felipe Cazals.
Guión: Felipe Cazals, Ricardo Garibay.
Intérpretes: Damián Alcázar, Daniel Martínez, Juan Manuel Bernal, Iván Rafael González, Patricia Reyes Spíndola.
Duración: 95 m.
País: México.
La 58ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián inauguró la Sección Oficial con una cinta carente del carisma deseable para la apertura de este evento cinematográfico. Treinta y dos años han transcurrido entre que guionista Ricardo Garibay concibió el libreto de esta historia y su traslación a la gran pantalla, gracias al empuje revisionista de los fastos conmemorativos del Bicentenario de la Independencia. El argumento trata el episodio de la convalecencia de un Pancho Villa (1878-1923) herido, únicamente ayudado por dos fieles guerrilleros, y de cómo los Estados Unidos se obsesionan con la captura del líder insurgente, hasta el punto de dedicar un destacamento para perseguirlo durante un año. Sin embargo, podría pensarse que la cinta se inscribiría en el género de acción o incluso en el western, pero nada más lejos. El principal eje y casi máximo ausente del metraje es el propio Villa, asumiendo el protagonismo su lugarteniente ‘Chicogrande’, quien, emulando al Cid Campeador, ganó su último batalla después de muerto. A ellos, se suma el pueblo donde se establece el destacamento estadounidense y las tropas de Venustiano Carranza. Nada pueden hacer ni los norteamericanos ni los acérrimos carrancistas contra la voluntad inquebrantable de la masa, fiel seguidora de Villa y motor de una acción conjunta al estilo de la célebre Fuenteovejuna (la novela de Lope de Vega, 1619).
En el plano de lo cinematográfico, la crudeza de la composición visual de las escenas de tortura y de la ejecución de los rebeldes, de gran impacto, contrasta con la atonía generalizada de la obra. El espectador desea que «Chicogrande» despegue de una manera u otra, pero el filme no termina de conseguirlo en sus noventa y cinco minutos. Además, la construcción de los personajes, especialmente del oficial norteamericano, raya lo histrónico. Eso sumado a unos diálogos o casi panfletos discursivos en boca de secundarios de cartón-piedra da la sensación de que Felipe Cazals ha desperdiciado tres décadas para crear cine de otra época. Si al cartel de «Wanted Villa», se le sustituye el objeto de la búsqueda por Bin Laden, todos los lugares comunes del discurso serían perfectamente asumibles dentro del imperalismo tradicional de los Estados Unidos, bien a principios del siglo XX o del actual. Irregular comienzo de la edición «avispa», por aquello de los colores oficiales -negro y amarillo-, cuyo principal reclamo será el Premio Donostia a la ‘Pretty’ Julia Roberts. Pero eso será el lunes. De momento, la apertura con «Chicogrande» no entrará en los anales de la historia. Bueno, con permiso del Jurado y sus sorpresas, siempre.
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